jueves, 5 de octubre de 2017

Santa Eulalia de Abamia, por deseo del Rey Don Pelayo

Santa Eulalia de Abamia
En Corao, a poco más de 6 kilómetros de Cangas de Onis, existe una pequeña ermita rodeada de viejos y robustos tejos, en las que pocos visitantes reparan, pero que para los Asturianos tiene un enorme valor. Y es que aquí mismo, fue donde el Rey Don Pelayo decidió ser enterrado junto con su esposa Gaudiosa tras su muerte en el año 737.

Este enclave, ya fue considerado sagrado por los astures y es que, yo no se si por sus connotaciones históricas, por el silencio, por el aroma que allí se respira o por qué, pero este sitio tiene algo especial.

Aunque los cuerpos de Don Pelayo y su esposa fueron trasladados a la Santa Cueva en el siglo XIII, esta ermita siguió teniendo gran atractivo y, por ello, y para adaptarla a las distintas necesidades del pueblo, fue sometida a continuas reformas y ampliaciones desde el el siglo XII hasta el XIV, la mayoría no con demasiado éxito, ya que la pureza de esa primera construcción se ha ido diluyendo casi hasta desaparecer. La ultima restauración fue realizada en 1977, cuando se inició la recuperación de este significativo edificio abandonado a principios del siglo XX.

Santa Eulalia de Abamia

Su parte más interesante es la portada sur, del siglo XII, que representa el Juicio final. Como curiosidad adicional, no os perdais en el capitel de la derecha un condenado arrastrado por los pelos por un demonio. Escena conocida tradicionalmente como la condena del traidor Don Oppas, un obispo que intentó convencer a Pelayo para que se doblegase ante los musulmanes.

Santa Eulalia de Abamia

En el interior podemos ver las laudas sepulcrales de Pelayo y su esposa, algunas pinturas murales y los restos de Roberto Frassinelli y Burnitz. Un interesante y excentrico personaje. Un alemán afincado en Corao dibujante, marchante, naturista… del que no se sabe mucho, salvo que contribuyó a la restauración de Covadonga con un diseño que sustituyó al inicial de Ventura Rodriguez, que se perdía por las montañas largas temporadas y se bañaba en el hoy conocido como el Pozo del Alemán (hoy podemos seguir sus pasos gracias a la Senda Frasinelli, camino desde Corao hasta la Montaña de Covadonga), que instaló un estudio natural en la Cueva del Cuelebre y que tenía su casa en Corao, actualmente en proceso de restauración, creo que para hacer un museo en su nombre.

Santa Eulalia de Abamia

Aunque se puede subir en coche hasta la misma ermita, es recomendable dejar el coche en el mismo Corao y seguir el camino de no más de 1 kilómetro hasta llegar a ver primero su espadaña y luego el conjunto al completo. Siempre es más intrigante si te acercas andando y vas pensando si lo que buscas estará tras la siguiente curva. El inicio del camino está débilmente indicado a la entrada de Corao, es mejor preguntar antes de empezar a andar si tenerlo muy claro. Las coordenadas de inicio son 43.345904, -5.062995. La única senda que sale desde la calle principal del pueblo hacia las montañas. Si dejamos a nuestra izquierda un campo deportivo y más tarde pasamos un puente por encima del rio Güeña sabremos que vamos bien. Solo encontraremos una bifurcación en el camino que puede confundirnos. El secreto es seguir siempre camino arriba. No hay pérdida.

Santa Eulalia de Abamia

Si has subido andando y no quieres regresar por el mismo camino, te sugiero que en vez de desandar lo andado, continúes adelante por el mismo camino. Este camino de descenso a Corao es un poco más largo que el de subida, pero en total, el circuito completo no llega a 3 kilómetros y es un agradable caminar entre campos, praderas, arboles, arroyos y ganado.