Nuestra última visita a Ronda fue este verano. Pasábamos unos días en Estepona y desde allí arrancamos varias visitas a sitios de interés por la zona. Cierto es que, Agosto no es el mejor mes para descubrir los pueblos del interior de Andalucía, pero la sola idea de malgastar una semana de vacaciones entre playa y chiringuito nos animó a adentrarnos en varios pueblos de interior, como fue el caso de Ronda. Un pueblo situado en plena serranía, a unos 75 km de Estepona, poco más de hora y cuarto de viaje.
Plaza del Socorro |
Desde Estepona, tomamos la carretera dirección San Pedro de Alcantara. Hasta ahí todo bien y recto, pero desde allí hay que tomar una desviación para coger la A-397, que nos deja en la misma puerta de Ronda pero vaya tela con la carretera. Recordaba que tenía curvas, ¡pero no tantas!. Si que es cierto que, cuanto más te adentras, más bonito es el paisaje, pero la carretera también es más zigzagueante y tortuosa.
Íbamos con la idea de dejar el coche en el aparcamiento de la Virgen del Socorro, en la Plaza del Socorro, pero poco antes de llegar encontramos un hueco en la calle, así que dejamos el coche en la calle Molino (36°44'38.9"N 5°09'58.7"W). La Plaza del Socorro es una de las más concurridas de Ronda. Está presidida por la Iglesia del Socorro y el Círculo de Artistas, dos edificios que junto a la fuente central le aportan un encanto especial a la plaza y es un gusto disfrutar de las vistas mientras se toma algo en sus terrazas.
Mirador de la Aldehuela |
Una vez aparcado el coche, lo primero que hicimos fue acercarnos a la Alameda del Tajo, un precioso paseo arbolado, al final del cual, nos encontramos unos de los miradores más populares de la ciudad: el Mirador de la Aldehuela o el famoso “Balcón del Coño”. Cuando te asomas a él nadie tiene que explicarte el por qué de que haya sido re-bautizado con ese nombre. Las vistas sobre la garganta, el Puente Nuevo y la serranía son impresionantes.
Desde allí, nos acercamos a la Plaza de Toros. Siendo ésta la más antigua y más grande del mundo, era una de las visitas obligatorias. Te guste o no la tauromaquia sabrás apreciar su belleza.
La entrada cuesta 7 € e incluye el acceso al museo de tauromaquia. Realmente la plaza de toros es impresionante, pero hacer la visita completa lleva mucho tiempo y se nos hizo un poco larga. Sería buena idea tener una entrada reducida que te permitiera el acceso sólo a la plaza.
Plaza de Toros |
Puente Nuevo |
Nuestro siguiente objetivo era hacer otra de las típicas fotos del Tajo de Ronda, y que mejor lugar que desde el mirador que hay junto al Parador, todavía en la parte nueva. Es una de las fotos más típicas de Ronda después de la más conocida hecha desde el fondo del mismo valle.
Si estás interesado en disfrutar de esta popular vista, deberás de bajar por la Cuesta del Cachondeo hasta los Molinos del Tajo. Si teneis ocasión, os recomiendo una ruta de senderismo de 3 km, Ronda – Asa de la Caldera – Los Molinos (SL-A 38). Tiene unas vistas formidables del Tajo y de todo el valle del Guadalevín. Nosotros esta vez nos conformamos con las vistas desde el Parador.
Si estás interesado en disfrutar de esta popular vista, deberás de bajar por la Cuesta del Cachondeo hasta los Molinos del Tajo. Si teneis ocasión, os recomiendo una ruta de senderismo de 3 km, Ronda – Asa de la Caldera – Los Molinos (SL-A 38). Tiene unas vistas formidables del Tajo y de todo el valle del Guadalevín. Nosotros esta vez nos conformamos con las vistas desde el Parador.
Ahora tocaba atravesar el Puente Nuevo construido sobre el “Tajo de Ronda” de mas de 100 metros de profundidad y dirigirnos hacia la parte antigua, la antigua medina árabe. En esta zona del Ronda, cada calle que recorres y cada esquina tienen el encanto de los pueblos andaluces además de estar salpicada de monumentos. Esta parte es un monumento en sí. Pero, aunque sea dificil de creer, Ronda aun no está considerada Patrimonio de la Humanidad. Supongo que será cuestión de tiempo, pero creo que por su ubicación, su historia, su legado cultural, etc… es más que merecedora desde hace muchos años.
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz |
El primero es un palacete modernista de visita recomendable (sólo 2€) para ver su decoración con bellos azulejos de evocación nazarí y su precioso jardín desde donde puedes disfrutar de unas amplias vistas a la serranía.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Paz está recogida en un rinconcito de una pequeña plazoleta de nombre Plaza Beato Diego Jose de Cádiz y personalmente me parece que merece la pena acercarse aunque sea a verla por fuera. Es una iglesia muy original por su asimetría y por su decoración exterior.
Volvemos sobre nuestros pasos y retomamos el paseo dirección Palacio de Mondragón o el Museo de Ronda. Personalmente, si tuviera que elegir una visita entre todos los monumentos de Ronda, tendría mis dudas entre este y el Palacio del Rey Moro. Cada uno tiene su encanto, pero este está mejor conservado y personalmente sus jardines me gustan más. Son 3€ más que bien invertidos.
Palacio de Mondragón |
Jardines del Palacio de Mondragón |
Fue construido en 1314 en tiempos del Rey Abomelik y posteriormente fue utilizado como residencia de los Reyes Católicos. Tiene unos jardines excepcionales de marcado carácter nazarí, con sus características fuentes, arcos y azulejos que bien se merecen un paseo y disfrute en tranquilidad.
Además, a parte de la visita del Palacio y sus jardines, se puede visitar el museo arqueológico permanente de la ciudad, donde podemos encontrar tumbas romanas y árabes, reproducciones de las cuevas donde vivían los prehistóricos…
Seguimos nuestro caminar hacía los límites de la ciudad, pasando por el Convento de Santa Isabel hasta la Puerta de Almocabar, la puerta de acceso sur a la ciudad. Desde allí podemos contemplar las antiguas murallas árabes.
Puerta de Almocabar |
Ronda, debido a su posición estratégica en la serranía y en su vertiginoso tajo, sumado a sus murallas, podemos entender por qué Ronda fue una de las ciudades más inexpugnables de Andalucía.
Llegado a este punto, tocaba reponer fuerzas. Ya habíamos intentado, sin éxito, recordar donde estaba un bar donde habíamos comido años atrás. Era un local muy característico porque sus paredes estaban totalmente cubiertas por imágenes enmarcadas de vírgenes. En el local se vendían una especie de molletes rellenos de lo que quisieras y que estaban exquisitos. Creíamos recordar que estaba cerca de la Plaza de Toros, pero, hacía mucho calor, estábamos en la punta opuesta y no nos apetecía deambular sin destino por si sonaba la flauta. Tampoco recordábamos su nombre, por lo que ni siquiera pudimos preguntar por él, así que decidimos buscar una alternativa.
Llegado a este punto, tocaba reponer fuerzas. Ya habíamos intentado, sin éxito, recordar donde estaba un bar donde habíamos comido años atrás. Era un local muy característico porque sus paredes estaban totalmente cubiertas por imágenes enmarcadas de vírgenes. En el local se vendían una especie de molletes rellenos de lo que quisieras y que estaban exquisitos. Creíamos recordar que estaba cerca de la Plaza de Toros, pero, hacía mucho calor, estábamos en la punta opuesta y no nos apetecía deambular sin destino por si sonaba la flauta. Tampoco recordábamos su nombre, por lo que ni siquiera pudimos preguntar por él, así que decidimos buscar una alternativa.
Casa María |
No lo tuvimos difícil. Habíamos oído hablar muy bien de Casa María, muy cerca de donde nos encontrábamos, así que allí nos dirigimos. Está en la Plaza Ruedo Alameda 27, la misma plaza que nos encontramos de frente cuando atravesamos la Puerta de Almocabar.
Es un concepto original de restaurante. En Casa María no hay carta, tu eliges la bebida y ellos ponen la comida. El precio por persona suele rondar los 25€. La calidad es buenísima, la cantidad más que suficiente, la presentación cuidada y el trato muy familiar. Además suelen tener un detalle con el cliente, a nosotros nos regalaron una botellita de aceite.
Al final nos alegramos de no haber encontrado el bar en el que comimos hacía unos años. Probar cosas nuevas en esta ocasión fue todo un éxito. Eso sí, si teneis idea de ir, reservad primero porque nosotros tuvimos suerte, pero suele estar a rebosar.
Después de comer, retomamos nuestra visita a la vez del regreso al coche. Nuestra primera parada fue la Plaza de la Duquesa de Parcent, antigua Plaza Mayor de la ciudad. Otra plaza neurálgica en la vida de Ronda, donde también podemos encontrar varias terracitas para disfrutar de un merecido descanso.
Es un concepto original de restaurante. En Casa María no hay carta, tu eliges la bebida y ellos ponen la comida. El precio por persona suele rondar los 25€. La calidad es buenísima, la cantidad más que suficiente, la presentación cuidada y el trato muy familiar. Además suelen tener un detalle con el cliente, a nosotros nos regalaron una botellita de aceite.
Al final nos alegramos de no haber encontrado el bar en el que comimos hacía unos años. Probar cosas nuevas en esta ocasión fue todo un éxito. Eso sí, si teneis idea de ir, reservad primero porque nosotros tuvimos suerte, pero suele estar a rebosar.
Después de comer, retomamos nuestra visita a la vez del regreso al coche. Nuestra primera parada fue la Plaza de la Duquesa de Parcent, antigua Plaza Mayor de la ciudad. Otra plaza neurálgica en la vida de Ronda, donde también podemos encontrar varias terracitas para disfrutar de un merecido descanso.
Colegiata de Santa María la Mayor |
Esta plaza está limitada por la Colegiata de Santa María la Mayor, la Casa Consistorial o sede del Ayuntamiento de Ronda y el Convento de Santa Isabel de los Angeles, tres monumentos que le dan a esta plaza un aire señorial y que junto con sus cuidados y frondosos jardines centrales presididos por una modesta escultura del busto de Vicente Espinel, poeta, músico nacido en Ronda la convierten en el sitio ideal para hacer un alto en el camino y disfrutar del canto de los pájaros que habitan en los árboles y cuya frondosidad nos permite situarnos fuera del alcance de los rayos del sol que en los días como hoy no dan tregua. Arropados por la sombra que nos regalaban los árboles de la plaza fuimos visitando los monumentos que la rodean uno a uno.
Según entramos en la plaza, a nuestra izquierda, el edificio del Ayuntamiento. Fácil de reconocer por la arquería de su amplia fachada que ocupa un lateral completo de la plaza. En su fachada se pueden distinguir dos escudos: el de Ronda y Cuenca, ciudades hermanadas desde 1975, quizá debido a que ambas ciudades comparten sus construcciones al limite de precipicios de infarto.
De frente, la Colegiata de Santa María la Mayor. Una imponente iglesia construida por los Reyes Católicos encima de una antigua mezquita. Nosotros no la visitamos por dentro, porque el tiempo apremiaba y aun nos quedaba la por visitar la "joya de la corona".
Y a la izquierda, en el lateral opuesto al ayuntamiento, el Convento de Santa Isabel de los Angeles, un edificio del siglo XVI.
Deteriorada fachada del Palacio del Rey Moro |
Nos desviamos un poco de nuestra ruta hacia el Puente Viejo para ver el Museo Lara y el Palacio del Rey Moro. Hace años visitamos el Museo Lara, pero en esta ocasión, decidimos que no ibamos a repetir. La entrada son 4€ y lo más curioso de la visita la sala dedicada a la brujería y la Inquisición, pero no merece mucho la pena.
Si que repetimos visita al Palacio del Rey Moro y la Mina. Son 5€, pero de verdad que lo recomiendo. Como en el Palacio Mondragón y la Casa de Don Bosco, una vez más destacan sus jardines (del mismo arquitecto que diseñó el Parque de María Luisa de Sevilla, aunque un poco dejados), pero lo que nos empujó a repetir visita fue la Mina de agua, ya que el palacio necesita una restauración rápidamente. Sólo la visita a la Mina, merece esos 5 € que cuesta la entrada. La bajada impresiona por lo empinado y longitud del trayecto. No contamos los peldaños, pero dicen que es un descenso de unos 60 metros hasta llegar al río Guadalevín. Como podréis imaginar, esta “Mina de agua” ha alimentado muchas leyendas en el pasado, pero la realidad es que en el siglo XIV se usaba como fuente de agua limpia para abastecer a los rondeños y eran los esclavos, quienes en forma de cadena humana iban subiendo el agua desde el fondo del valle hasta la superficie.
Mina de Agua del Palacio del Rey Moro |
Puente Viejo |
Terminada nuestra visita al Palacio y la Mina, nos dirigimos al Puente Viejo, que fue el Puente Nuevo hasta el s. SVIII que se construyó el ahora llamado Puente Nuevo. No está claro si fue construido por los romanos o por los árabes, el caso es que por diferentes causas ha sido reconstruido en más de una ocasión y más recientemente se han añadido unos balcones para disfrutar de una mejor perspectiva del puente y sus alrededores.
A escasos metros después de cruzar el Puente Nuevo se encuentra la famosa Fuente de los Ocho Caños. Fue construida durante el reinado de Carlos III y consta de dos frentes, uno que contiene los ocho caños que dan su nombre y el otro que se alimenta del agua sobrante del primero y que era utilizado como abrevadero para los animales.
Volviendo ligeramente sobre nuestros pasos llegamos a los Jardines de Cuenca, construidos a finales de los setenta y dedicados a su ciudad hermana, Cuenca.
Estos jardines son uno de los rincones más bonitos de la ciudad y desde los que se puede contemplar una preciosa panorámica con algunos de sus principales monumentos como: el Puente Nuevo, el Palacio del Rey Moro, El Convento de Santo Domingo o el Puente Viejo.
Aunque ya estábamos demasiado agotados para recorrerlos al completo, si que, desde sus terrazas pudimos disfrutar de una perspectiva nueva de la ciudad y de un rato de descanso antes de dar por finalizada nuestra visita a la siempre sorprendente y original Ronda.
Aunque ya estábamos demasiado agotados para recorrerlos al completo, si que, desde sus terrazas pudimos disfrutar de una perspectiva nueva de la ciudad y de un rato de descanso antes de dar por finalizada nuestra visita a la siempre sorprendente y original Ronda.
Panorámica desde los Jardínes colgantes de Cuenca |
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