A mediados de Noviembre tuvo lugar la última de nuestras escapadas antes de que el penetrante frío llegara con la intención de quedarse ya todo el invierno.
Aprovechamos el llamado Veranillo de San Martín o del Membrillo. Nunca había oído hablar de este veranillo hasta este año. Conocía el de San Miguel en octubre pero este no lo había oído jamás. Luego hablando con la gente, te das cuenta de que no es nada nuevo y que también nuestro sabio refranero popular ya recogía este respiro de buen tiempo antes de bajar las temperaturas definitivamente hasta finalizar el invierno.
“El veranillo de San Martín dura tres días y fin”
“Veranillo del Membrillo, por San Andrés concluido”
“De San Martín a Santa Isabel veranillo es”
Pues si, aprovechando estos días nos acercamos a Burgos. Esta ciudad ya la habíamos visitado en multitud de ocasiones, pero cuando aun eramos sólo dos y el ritmo del viaje lo marcábamos nosotros. Con los niños no habíamos ido aun y nos pareció una buena idea llevarles a conocer y descubrir las múltiples zonas verdes que posee Burgos.
DIA 1 > 9:00. Salimos un sábado temprano con la idea de parar en el Desfiladero de la Yecla, pero había tal atasco en la carretera que cuando llegamos a la altura del desvío que teníamos que tomar decidimos seguir hasta Burgos directamente. Parar hubiera significado no llegar a comer.
Para los que tengan la oportunidad de parar, es una curiosa visita. Un paseo de poco más de 500 metros a través de una estrecha y profunda garganta consecuencia del paso del arroyo El Cauce durante siglos. El paseo es por pasarelas de metal que recorren la estrecha garganta unos metros sobre el cauce del arroyo. Para llegar a ella tenéis que tomar la desviación a Silos a la altura de Lerma (BU-900) y luego la BU-901 dirección Caleruega y a unos 3 kilometros antes de llegar a un túnel, el arcén se abre dejando espacio para dejar el coche. Como no es un sitio al que dedicarle mucho tiempo, sólo es ida y vuelta y ya está, el flujo de entrada y salida de coches aparcados es continuo y nunca hay problemas para encontrar aparcamiento.
Pasamos la desviación a Lerma y seguimos dirección Burgos. Habíamos reservado en el Hotel Rice María Luisa. Esta bastante cerca del centro. El Hotel tiene aparcamiento, pero en la calle de atrás es fácil encontrar sitio. La mayoría de las veces que habíamos ido a Burgos nos habíamos quedado en el Hotel Almirante Bonifaz, muy bien situado y con un buffet desayuno inigualable, pero esta vez no tenían disponible el modo de habitación que queríamos así que buscamos una alternativa. Fue entonces cuando surgió la idea del Hotel Rice María Luisa. Nos ofrecían una habitación ejecutiva familiar, para dos adultos y dos niños, con desayuno, a un precio realmente competitivo. Había que probarlo. Así que allí estábamos.
DIA 1 > 14:00. Cuando entramos en la habitación nos quedamos realmente sorprendidos. No comparto el gusto por el estilo de la decoración, pero era muy amplia y limpia. La habitación tendría alrededor de 50 m2 y contenía una cama de matrimonio, y dos sofás camas preparados, una mesa de comedor redonda con cuatro sillas y varios muebles supletorios. La televisión era grande y de pantalla plana y el wi-fi gratuito.
Dejamos todo y salimos rápidamente hacia el centro a buscar algún sitio para comer. Las calles estaban a rebosar y en la Calle San Lorenzo, típica calle punto de encuentro para tomar el aperitivo, no cabía ni un alfiler. Era complicado circular con un carrito, así que al ver que en una terraza del Restaurante “La comidilla de San Lázaro” se quedaba una mesa libre nos hicimos con ella. Nunca habíamos comido allí y no lo teníamos en mente cuando buscábamos sitio para comer. Pensábamos más en el Pancho, el Rimbombin… pero la gran acumulación de gente nos hizo decidirnos rápido por ese hueco en la terraza que hacía esquina con la Calle Arco del Pilar. Comimos de raciones: una de croquetas, morcilla, bravas y un revuelto de boletus. Todo estaba muy bueno y nos sirvieron rápidamente. El precio muy ajustado.
DIA 1 > 18:00. Por la tarde después de la siesta hicimos una visita expres por los principales y más céntricos monumentos de Burgos.
Aunque para una visita básica de Burgos son visita obligatoria tanto el Monasterio de las Huelgas y el Castillo, este viaje estaba hecho pensando en los niños y tuvimos que descartar ambos monumentos tan destacables por su lejanía para incluirlos en una ruta a pie.
El Castillo de Burgos, aunque no es de los castillos mejor conservados, tiene su encanto. Se puede dar una vuelta por los muros y la visita es curiosa, pero para niños a partir de 6 años. Nosotros lo visitamos hace varios años y en un punto de la visita te ponen unos cascos de obra y bajas por una estrecha escalera de caracol que cada cierto tiempo cambia de sentido para evitar que te marees. Esta estrecha escalera de caracol es la bajada al profundo pozo del castillo. Las primeras noticias que se tienen del mismo son de 1475 cuando las tropas de Isabel la Católica asediaban a los partidarios de Juana la Beltraneja, aunque se cree que fue construido sobre los siglos XII y XIII.
Y del Monasterio de las Huelgas que voy a decir. Para los que lo conozcan saben que no hay palabras que describan la impresión que causa la visita a este imponente Monasterio del siglo XIII con aspecto de fortaleza y para los que no lo conocen, invitaros a que le dediquéis una visita y os dejéis envolver por el ambiente de recogimiento y silencio que nos brinda esta excepcional obra del arte gótico.
Salimos del Hotel y bajamos por la Avda. del Cid Campeador hasta llegar a una entrada peatonal a la Plaza de la Libertad, donde se encuentra la famosa Casa del Cordón, construida en el s. XV como residencia del Condestable de Castilla y posteriormente utilizado por multitud de nobles de nuestra historia. De hecho fue donde recibieron los Reyes Católicos a Cristobal Colón tras el regreso del segundo viaje a América. También en esta plaza está el famoso Restaurante Ojeda, un incunable de la gastronomía burgalesa y donde comprar los mejores Chevaliers (pastel de nata típico de Burgos). Después de descubrir con los niños por qué se llamaba la casa del cordón, compramos un Chevalier y seguimos nuestro camino con ellos entretenidos durante el rato que les durara el pastel.
Atravesamos la plaza y llegamos a la Plaza del Mío Cid, presidida por una imponente estatua de tan representativo personaje.
“Este es el Cid, un caballero muy valiente que corrió muchas aventuras y dirigió a las tropas españolas en muchas batallas y las ganó todas. Siempre iba con Babieca, su caballo blanco, y su gran espada Tizona que pesaba más de un kilo y media casi un metro de largo”.
Desde allí cruzamos hacia el edificio del Teatro y comenzamos nuestro paseo por la ribera del Arlanzón siguiendo el Paseo del Espolón. Tanto el Paseo del Espolón como el Espoloncillo (parte más cercana al río) son zonas exclusivamente peatonales, por lo que se puede pasear con niños tranquilamente.
Durante el paseo veremos edificios tan represantivos como el Arco de Santa María, que da paso a la plaza que preside la gótica Catedral de Burgos, o el Palacio de Justicia a este lado del Arlanzón y en el contrario el magnífico NH Collection Palacio de Burgos, un edificio gótico del s.XVI protegido por la UNESCO y el Centro Privado de Educación Secundaria San José Seminario. Nosotros seguimos hasta la rotonda donde da comienzo el Paseo de la Isla. El paseo de la Isla es un romántico parque cuyo nombre proviene de la antigua isla que formaba el río a su paso por esa zona. Tiene una gran variedad botánica y algún que otro resto arqueológico que hace el paseo más interesante.
"En esta Iglesia de Santa Gadea prestó el Rey Alfonso VI
ante el Cid Campeador su famoso juramento"
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A nosotros se nos había hecho un poco de noche para entonces y aunque el día había sido bueno, la puesta del sol y la cercanía al río hacía que la humedad refrescara el ambiente bastante, así que decidimos volver al interior. Subimos por la Calle Barrantes hasta la Calle Agueda, donde está la Iglesia La iglesia de Santa Águeda, conocida también como Iglesia de Santa Gadea o Santa Gadea de la Jura porque según cuenta un escrito en su fachada en ella tuvo lugar la Jura del rey Alfonso VI el Bravo, al Cid de que no había tenido nada que ver con el asesinato de su hermano Sancho II el Fuerte, rey de Castilla.
Lateral de la Catedral de Burgos |
Luego volvimos hacia la Plaza de Sta. María donde ascendimos por la escalinata que aparece a la izquierda, no sin antes pasar por la corta y estrecha calle Embajadores, más conocida como Callejón de las Brujas y narrarles tetricamente que si a las 12 de la noche das tres vueltas y das una palmada, aparecen las brujas y salen corriendo detrás tuyo o algo así.
Callejón de las brujas |
Actualmente, vivir esa leyenda no es tarea fácil, ya que el entorno no ayuda a la inspiración. Parece ser que hace tiempo se incendió uno de los edificios que la componían y desde entonces casa tras casa fueron derruyéndose. Lo que encontramos ahora es un callejón tapiado, con algún agujero que nos abre paso a un descampado lleno de escombros y maleza. Es una pena que una zona tan céntrica y con leyenda incorporada no haya sido rehabilitada para poder revivir viejas leyendas, ahora que las visitas teatralizadas están tan de moda y tienen tan buena acogida.
Para quien tenga curiosidad por saber el aspecto del callejón cuando aun evocaba la leyenda entre los chiquillos de aquella época, he encontrado esta foto de la Diputación Provincial de Burgos que plasma bastante bien el encanto que poseía allá por 1948.
En fin, esta vez la visita teatralizada la hicimos nosotros y cual brujas conjuradas salimos corriendo escaleras arriba detrás de los canijos después de dar las tres vueltas y dar la palmada que indica el ritual.
Una vez llegamos arriba, giramos a la derecha por la calle de Fernán González para ver la parte posterior de la Catedral hasta poco después de pasar por el albergue del Camino de Santiago que giramos a la derecha y fuimos a parar a la zona de copas de La Flora.
DIA 1 > 21:30. Atravesamos la plaza y nos dirigimos de nuevo hacía la Plaza Mayor, al antiguo casino, lugar donde decidimos que íbamos a cenar. La Cafetería Restaurante Casino es un amplio local y típico lugar de encuentro de los burgaleses durante muchos años. Tienen una carta con platos y raciones tradicionales, sin mucha complejidad, pero con buena relación calidad-precio. Es fácil encontrar mesa y para ir a cenar con niños es un lugar bastante cómodo. El personal es muy atento y amable y el pedido lo sirven bastante rápido.
Terminada la cena, nos fuimos dando una tranquila vuelta hasta el hotel.
DIA 2 > 9:30. Bajamos pronto a desayunar. El buffet del Hotel era bastante bueno: bizcocho de mármol, tarta de manzana, tortilla de patata, además de otras cosas típicas de cualquier buffet.
Después de desayunar subimos a la habitación a recoger las maletas y nos fuimos hacia el coche dirección Fuentes Blancas. Antes de llegar, se puede desviar uno a la famosa Cartuja de Miraflores, monasterio de monjes cartujos y Panteón Real de los padres de Isabel La Católica.
DIA 2 > 11:30. Fuentes Blancas es un bosque más que un parque. Allí puedes encontrar rutas para hacer a pie, en bicicleta, la Playa de Burgos, zonas con barbacoas, columpios, varias fuentes…
Dejamos el coche en el mismo aparcamiento del Chiringuito de Fuentes Blancas (42°20'20.9"N 3°38'45.9"W) y no habíamos terminado de bajar cuando ya habían visto los columpios y empezaron a ponerse nerviosos. Esa mañana disfrutamos todos como niños, sobre todo tirándonos por esos empinados y gigantes toboganes que se encuentran al ras del suelo. Todos son de metal excepto uno que es de hormigón. ¡Advertencia para navegantes! Haya donde fueres haz lo que vieres. ¡No se os ocurra tiraros por el tobogán de hormigón sin un cartón a modo de trineo! Los que se lo conocen se lo traen de casa, pero si no te lo has traído, como nos pasó a nosotros, alguno podrás encontrar por allí que se puede reciclar.
Mientras los niños seguían tirándose como locos por los toboganes nos acercamos a la fuente de la salud, justo a la derecha de los toboganes si los miras desde abajo. Allí también está la capilla de la Virgen de Nuestra Señora de los Álamos.
De todas las veces que había estado en Fuentes Blancas, esta fue sin duda la que mas me gustó. Hacía sol y todo el suelo cubierto de hojas le daba un aire bucólico y romántico especial. Hicimos grandes montañas de hojas para luego tirarlas por los aires, nos montamos en los columpios y, evidentemente hicimos muchas fotos. Luego me tocará la dura tarea de la eliminación y selección de las mejores. Pero no nos queríamos perder nada.
DIA 2 > 13:30. Se acercaba la hora de comer y había que decidir donde íbamos. Teníamos tres opciones: volver a Burgos y comer en Ojeda, ir a Carcedo y comer en La Taberna del Abuelo Luis o ir a San Pedro de Cardeña y comer en el mesón que hay justo al lado y donde muchos días fríos hemos tomado el aperitivo mientras entrábamos un poco en calor.
Descartamos automáticamente volver a Burgos, no habíamos reservado y corríamos el riesgo de llegar y no tener mesa. Decidimos ir a San Pedro de Cardeña, pero una vez allí, lo descartamos porque el comedor era muy pequeño y un poco oscuro. Cogimos el coche y nos fuimos hacia Carcedo. Nunca antes habíamos comido en la Taberna del Abuelo Luis, pero nos habían hablado muy bien de el restaurante. Realmente acertamos con la elección. Nos prepararon rápidamente una mesa para todos en la planta de arriba. Tienen una carta original, buenas raciones y precios aceptables. El personal muy amable y atento. Las carnes rojas a la piedra eran excepcionales, así como el bacalao y los postres. De entrante nos pusieron un paté casero muy bueno también. Y al final nos invitaron a chupitos y a los niños a un Kinder Sorpresa. Detalles y buen trato hasta el último minuto.
Carcedo con la Taberna del Abuelo Luis a la izquierda |
DIA 2 > 17:30. Una vez fuera nos dimos una vuelta por el pueblo. Muchas casas se estaban reconstruyendo pero conservando la esencia del pueblo. Estuvimos un rato en unos columpios que encontramos a la salida del pueblo y cuando ya habíamos bajado un poco la comida emprendimos el viaje de vuelta a Madrid. Como era de esperar, no habíamos salido a la N-I cuando miramos a los asientos de atrás y habían caído agotados de tan intenso día. Ellos durmieron tranquilamente todo el camino de vuelta y nosotros pudimos hablar tranquilamente todo el trayecto sobre el éxito del viaje planeado.
En conclusión, volver a Burgos de nuevo con los niños: todo un éxito.
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