Hacía varias semanas que estaba preparando un viaje a Toledo para celebrar un aniversario. El viaje consistía en un fin de semana romántico en Toledo incluyendo Hotel con encanto, ruta nocturna guiada por los Mitos y Leyendas Toledanos y visitas imprescindibles por el Toledo conocido y desconocido.
De repente, una decisión de último momento. El fin de semana prometía buen tiempo y decidimos hacer una escapada relámpago y adaptar la guía que había preparado al tiempo de que disponíamos ya la Ciudad de las Tres Culturas.
Capital de España hasta el s.XVI y bautizada por los romanos hallá por el 192 a.C., Toletum se construyó sobre las ruinas de Carpetana y desde entonces muchas civilizaciones han pasado por ella dejando su legado cultural y arquitectónico: judíos, musulmanes, visigodos...
Pero fue en el s. XI, cuando Alfonso VI reconquistó Toledo, cuando se convirtió en la capital de la tolerancia, una ciudad donde cristianos, musulmanes y judíos convivían y mantenían sus costumbres. Por ello fue denominada la Ciudad de las Tres Culturas.
Toledo está cuidada y limpia y los edificios más modernos han mantenido la estética de la calle y camaleónicamente se han fusionado con el resto. Caminar por ella es hacer un viaje en el tiempo y aterrizar en plena Edad Media.
DIA 1 > 11:30
Entramos en Toledo desde la A-42 y bordeamos toda ella por el Paseo de Cabestreros y la Carrera de S. Sebastian para subir por la calle Los Descalzos y girar por la calle del Tránsito hasta llegar al Hotel San Juan de los Reyes.
De repente, una decisión de último momento. El fin de semana prometía buen tiempo y decidimos hacer una escapada relámpago y adaptar la guía que había preparado al tiempo de que disponíamos ya la Ciudad de las Tres Culturas.
Capital de España hasta el s.XVI y bautizada por los romanos hallá por el 192 a.C., Toletum se construyó sobre las ruinas de Carpetana y desde entonces muchas civilizaciones han pasado por ella dejando su legado cultural y arquitectónico: judíos, musulmanes, visigodos...
Pero fue en el s. XI, cuando Alfonso VI reconquistó Toledo, cuando se convirtió en la capital de la tolerancia, una ciudad donde cristianos, musulmanes y judíos convivían y mantenían sus costumbres. Por ello fue denominada la Ciudad de las Tres Culturas.
Toledo está cuidada y limpia y los edificios más modernos han mantenido la estética de la calle y camaleónicamente se han fusionado con el resto. Caminar por ella es hacer un viaje en el tiempo y aterrizar en plena Edad Media.
DIA 1 > 11:30
Entramos en Toledo desde la A-42 y bordeamos toda ella por el Paseo de Cabestreros y la Carrera de S. Sebastian para subir por la calle Los Descalzos y girar por la calle del Tránsito hasta llegar al Hotel San Juan de los Reyes.
Foto de la fachada tomada de la web del Hotel |
Este hotel fue inaugurado en 2003 y es un edificio considerado Bien de Interés Cultural, ya que está reconstruido conservando la fachada de una antigua fábrica de harinas. La decoración es moderna y las habitaciones son amplias y cómodas. Nosotros nos quedamos en la Doble Deluxe con Jacuzzi y balcón (de vez en cuando hay que darse un caprichito). Después de una caminata por las cuestas de Toledo os aseguro que se agradece este impás de tranquilidad y relajación.
El hotel en general me gustó bastante, si hubiera que ponerle algún pero, os diría que el restaurante no está bien aislado de la recepción (lo único que les separa es una cristalera que le da un aire muy moderno y más amplitud al lugar) y si entras o sales en horario de comidas hay un cierto olor en toda la zona desde la recepción hasta los ascensores. Por otro lado, el desayuno buffet, incluido en el precio de la habitación, me pareció una oferta poco variada para un hotel de 4*.
Después de subir a dejar nuestra maleta, nos fuimos a dejar el coche en el aparcamiento de Sto. Tomé (unos 200m del hotel), ya que en las plazas libres que quedaban en el hotel eran muy pequeñas para nuestro coche. El parking de Sto. Tomé es grande y amplio, el único problema es que algunas plazas son dobles y te obligan a dejar las llaves del coche al responsable del mismo. No nos hizo mucha gracia, pero no nos quedaba más remedio.
Ahora si que estábamos preparados para empezar nuestra ruta imprescindible por Toledo y por cercanía, evidentemente la empezaríamos por la Puerta del Cambrón.
DIA 1 > 12:30h
La Puerta del Cambrón, que por muy mal que suene le debe su nombre a un arbusto espinoso que debía de crecer en sus inmediaciones es una de las entradas de la ciudad. Fue profundamente reformada en el s.XVI y con la reforma perdió el encanto de construcciones anteriores.
El hotel en general me gustó bastante, si hubiera que ponerle algún pero, os diría que el restaurante no está bien aislado de la recepción (lo único que les separa es una cristalera que le da un aire muy moderno y más amplitud al lugar) y si entras o sales en horario de comidas hay un cierto olor en toda la zona desde la recepción hasta los ascensores. Por otro lado, el desayuno buffet, incluido en el precio de la habitación, me pareció una oferta poco variada para un hotel de 4*.
Después de subir a dejar nuestra maleta, nos fuimos a dejar el coche en el aparcamiento de Sto. Tomé (unos 200m del hotel), ya que en las plazas libres que quedaban en el hotel eran muy pequeñas para nuestro coche. El parking de Sto. Tomé es grande y amplio, el único problema es que algunas plazas son dobles y te obligan a dejar las llaves del coche al responsable del mismo. No nos hizo mucha gracia, pero no nos quedaba más remedio.
Ahora si que estábamos preparados para empezar nuestra ruta imprescindible por Toledo y por cercanía, evidentemente la empezaríamos por la Puerta del Cambrón.
DIA 1 > 12:30h
La Puerta del Cambrón, que por muy mal que suene le debe su nombre a un arbusto espinoso que debía de crecer en sus inmediaciones es una de las entradas de la ciudad. Fue profundamente reformada en el s.XVI y con la reforma perdió el encanto de construcciones anteriores.
Monasterio de San Juan de los Reyes desde la Puerta del Cambrón |
Justo al lado nos encontramos con el Monasterio de San Juan de los Reyes. Un templo auspiciado por los Reyes Católicos para conmemorar la victoria en la Batalla de Toro de las tropas castellano-aragonesas contra el rey de Portugal, lo que daba vía libre a su reinado.
Lo que más llama la atención son las cadenas que muestran en sus muros exteriores y que simbolizan la liberación de los prisioneros cristianos que los Reyes Católicos rescataron de manos musulmanas durante la Guerra de Granada.
Todo el edificio está repleto de motivos y simbolismo que en una simple visita nos perderíamos. Es recomendable volver con más tiempo y hacer una visita guiada a este monumento.
Desde aquí tenemos la posibilidad de bajar hacia el Puente de San Martín, Monumento Nacional y uno de los miradores más bonitos de Toledo, pero nosotros preferimos seguir adelante y evitarnos esa bajada que a la vuelta es un rompepiernas y sólo acabábamos de empezar.
Seguimos por la calle Reyes Católicos y en el cruce con la calle del Angel descubrimos un rincón singular. Justo a continuación del Monasterio se encuentra la Escuela de Artes y Oficios
DIA 1 > 13:15
Nuestra siguiente parada era la Sinagoga de Santa María la Blanca, que junto con la Sinagoga del Tránsito son las dos muestras que quedan en Toledo de las diez que parece que llegó a tener. Son dos de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa hebrea que hay en la península y por tanto dos de las visitas imprescindibles que vamos a hacer.
DIA 1 > 13:15
Nuestra siguiente parada era la Sinagoga de Santa María la Blanca, que junto con la Sinagoga del Tránsito son las dos muestras que quedan en Toledo de las diez que parece que llegó a tener. Son dos de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa hebrea que hay en la península y por tanto dos de las visitas imprescindibles que vamos a hacer.
La entrada cuesta 2.5€ y merece la pena visitarla porque es un claro ejemplo de la apertura del pueblo sefardí a incluir en sus construcciones motivos de otros cultos de otras comunidades con las que convivía. Esta Sinagoga es un caso de influencia de Mudejar Toledano y la primera impresión que tienes según accedes a ella, es de estar en una mezquita.
DIA 1 > 13:45.
Ahora tocaba la segunda visita imprescindible de la escapada y no podía ser otra que la Sinagoga del Tránsito. Entramos y la señora de la caja donde se sacaban los tickets nos dijo que si esperabamos un poco, a partir de las 14h la entrada era gratuita, así que decidimos esperar.
Mientras tanto nos acercamos al Mirador de los Jardines del Tránsito y luego se nos ocurrió acercarnos a la Casa del Judío, dentro de la ruta de Toledo desconocida. Estaba a unos metros rodeando la Sinagoga por la parte de atrás. No hubo suerte, cuando llegamos estaba cerrada, así que volvimos porque ya eran más de las dos.
La Sinagoga del Tránsito o de Samuel ha-Levi es la mejor conservada de la Peninsula Ibérica y la riqueza decorativa de cada rincón impresiona a todo el que la visita. El techo es una impresionante armadura de maderas entrelazadas y la parte superior de los muros se abren unas pequeñas ventanas de yesería muy trabajada y con clara influencia nazarí. Todo el rico interior, en el que podemos encontrar textos del Exodo, decoraciones vegetales y una cenefa decorativa policromada, contrasta con la austeridad que presenta el edificio desde el exterior. Parece que esto es debido a la prudencia que aconsejaban las normas sobre la construcción de sinagogas de las Partidas de Alfonso X, así como de la influencia de la arquitectura hispanomulsulmana que ya hemos comentado anteriormente había afectado al pueblo judío.
Se acercaba la hora de comer y nos dirigimos hacia el famoso Bar Ludeña, en la Plaza de la Magdalena con la inocente esperanza de encontrar un hueco donde poder comer.
En nuestro camino hacia el Bar aprovechamos y fuimos pasando por la Iglesia de Santo Tomé (donde se encuentra la famosa obra de El Greco "El entierro del Señor de Orgaz"), la Iglesia del Salvador y ya llegando, en una calle que desembocaba en la Catedral, nos encontramos a un músico interpretando música Sefardí con un extraño instrumento. El ambiente que creaba, hacía que mucha gente se parara a escucharle.
Llegados a la Plaza de la Magdalena, y viendo que todo Toledo y parte de los turistas estaban allí decidimos buscar una alternativa rápida. Se estaba haciendo tarde y había que encontrar algo rápido. Fuimos a la calle Sillería, que parte de la Plaza de Zocodover y preguntamos en el Restaurante Dragos, pero ya no había sitio y el menú de la Taberna el Gallo (una buena opción para comer en Toledo también) no nos gustaba mucho. Estábamos empeñados en comer Sopa Castellana y Carcamusas, así que nos fuimos por la calle Cordonerías y seguimos por la calle Hombre de Palo, donde hay mucho donde elegir y nos decidimos finalmente por La Tarasca. Es un sitio pequeño, pero mientras nos tomabamos una caña y unas Ali Oli nos hicieron un hueco. Pedimos la sopa castellana y las migas de primero y las carcamusas y un guiso de ciervo de segundo. Tanto la relación calidad-precio como la atención fueron muy buenas.
Después de comer nos fuimos a descansar un rato al Hotel.
DIA 1 > 19:00
Después de disfrutar de una buena siesta y un relajante baño en el jacuzzi de la habitación, salimos para hacer una pequeña ruta nocturna.
Callejón del Infierno |
Callejeamos un poco hasta la Iglesia de San Ildefonso o de los Jesuitas, donde merece la pena subir al campanario para disfrutar de sus vistas de Toledo. Luego no dirigimos a la Catedral Primada, aunque no lo parezca, la segunda de España en cuanto a dimensiones después de la de Sevilla. Ya no estaba abierta, así que no la visitamos y tampoco subimos a ver la Campana Gorda, una de las campanas más grandes del mundo, pero callejeamos un poco por sus alrededores, especialmente por unos callejones muy peculiares, el Locum, el Diablo y el Infierno, que te llevan a pensar en un Toledo oculto y esotérico. De hecho nos encontramos por esa zona con una de las tantas visitas guiadas que os encontrareis por Toledo, sea la hora que sea aunque esteis en el callejón que creais más perdido e inaccesible, y escuchamos a la guía hablar de unas fotos o no se qué, que luego aparecían unas cabezas de niños... no quise oir más, sólo eso ya me puso los pelos de punta.
Desde aquí ya tiramos hacia la Plaza de Zocodover. Por la mañana no nos habíamos parado ni a verla, así que ahora le dedicamos unos minutos. Es una plaza muy bonita y colorida pero extraña, no hay homogeneidad en sus contrucciones, ni siquiera en su forma (no es la típica Plaza Mayor cuadrada que hayas podido ver en cualquier ciudad o pueblo que hayas visitado).
Salimos dirección calle Alfileritos, una de las calles con más encanto de Toledo alejada de grandes monumentos pero con un sabor a antaño que te transporta siglos atrás. En esta calle hay una pequeña hornacina que acoge a la Virgen de Alfileritos, llamada así porque es donde hace tiempo, las mujeres iban a pedir novio a cambio de depositar un alfiler.
Seguimos adelante hasta llegar al famoso Cobertizo Sto. Domingo el Real. Otro rincón con encanto de Toledo, especialmente de noche. Parece ser que Toledo estaba lleno de ellos hasta que Juana la Loca decidió que quería más luz en sus calles y mandó destruir todos excepto los más altos, aquellos por los que pudiera pasar un caballero a caballo portando su lanza en posición vertical.
DIA 1 > 22:30.
Anduvimos un poquito más y nos dirigimos hacia la Plaza de San Vicente, donde cenaramos en el Botanic Bar Legendario, un local con varios ambientes y buena música. Según entras te encuentras en lo que podría ser un jardín interior donde tomar algúna café con alguna de sus exquisitas tartas, a la derecha tienes una zona de cuevas perfecta para tomarte algun cocktail y a la izquierda lo que podría ser una especie de pub inglés para cenar o tomarte unas cervezas. Nosotros nos fuimos a la izquierda y cenamos una ensalada, una tosta y un revuelto de huevos con jamón. De postre una tarta velvet y una de zanahoria. El servicio muy atento y amable, la comida muy buena y el precio adecuado. En resumen, pudimos descansar y disfrutar de una cena original y tranquila.
Recuerdo que cuando entramos a cenar, teníamos clarísimo que a la salida nos tomaríamos una copa en el Circulo de Arte, un local de copas en lo que antes era la Iglesia de San Vicente. Pero cuando terminamos de cenar, las fuerzas se nos habían venido abajo y decidimos retirarnos. Todavía nos quedaba bastante que patear al día siguiente. Eso sí, no desperdiciamos el paseo de vuelta y dimos un pequeño rodeo para poder ver algunas de las proyecciones de luz sobre el suelo que hay en la judería y que delimitan de forma simbólica el contorno (ver Iluminación de la Judería).
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