Este año he inaugurado el otoño en una de las zonas más bonitas, artísticas, íntimas y acogedoras de Madrid: el Parque del Capricho.
Pero que el nombre no os confunda, lo que vais a encontrar no es un parque, es un precioso jardín de grandes dimensiones donde perderte paseando por sus sinuosos caminos y descubriendo los diversos tesoros que esconde en su interior. Hago este matiz porque estaréis de acuerdo conmigo en que la imagen que te viene a la mente cuando te dicen que vas a visitar un parque es diferente que si te dicen que vas a visitar un jardín ¿o no?.
Es un parque no muy conocido, pero no hay quien visitándolo una vez, no haya repetido, por lo que la afluencia de gente va en aumento (no así sus horas de apertura), así que mi primera recomendación es que no vayas más tarde de las 12 de la mañana. A partir de esa hora el aforo (sí, tiene un aforo controlado de 1000 persona) suele estar completo y hacer cola para pasear por un parque es la antítesis del relax y la tranquilidad que debe de empaparte durante tu visita. Desde mi punto de vista, no es un buen comienzo.
Fue ordenado construir en el siglo XVIII por los Duques de Osuna, segunda casa más influyente de la corte de los borbones después de los Alba. Ellos consiguieron dar vida a 14 has de terreno y crear un jardín de ensueño cuyo nombre no podría estar mejor elegido.
|
Entrada al Parque de El Capricho |
Comenzamos la visita en una amplia plaza redonda de arena en la que desemboca un ancho paseo flanqueado por una imponente arboleda que nos llevará directos hasta el edificio principal del recinto, el Palacio. Durante el recorrido de este tramo, podremos observar a nuestra derecha lindos y cuidados rincones floridos de formas geométricas, alguna fuente, un laberinto de laurel (no se si alguna vez se abre al público pero yo aun no he conseguido entrar en él), un puente construido sobre un pequeño arroyo, una plaza presidida por la exedra (unas efigies formando un semicírculo entorno a un templete), una pequeña rosaleda en espaldera... y finalmente desembocamos en el Palacio. Desde mi punto de vista, este es el edificio que menos atractivo tiene de todo el parque, al igual que el tramo que hemos recorrido hasta ahora. No me entendáis mal, es una zona preciosa, pero es la parte menos original y es una estética que se asemeja a multitud de jardínes de abolengo que hay en España.
|
El laberinto |
|
Camino principal hacia el Palacio |
Una vez nos topamos con el palacio, justo enfrente de su lateral izquierdo nos encontramos con la entrada al recientemente inaugurado bunker. A juzgar por la cola que había es recomendable reserva previa. Nosotros no pudimos entrar porque íbamos con los peques y no está permitida la entrada a menores de 8 años. Tampoco está recomendada la entrada a personas con fobias a arañas u otros bichos. Ahí queda en cada uno la decisión de si su curiosidad supera a su repelús por los arácnidos.
Justo a la izquierda de la entrada al búnker sube un pequeño sendero hacia la parte menos versallesca, pero más encandiladora del parque. Sabrás que vas por el buen camino porque lo primero que verás es el Templete de Baco en lo alto de un pequeño cerro.
|
Templo de Baco |
Te aconsejo que, a partir de aquí, te dejes guiar por tus pasos y recorras los senderos sin dirección fija, porque El Capricho tiene multitud de sorpresas escondidas y para los niños es una delicia poder correr de un lado a otro descubriendo tesoros casi hechos a su tamaño. Es como recorrer el país de los cuentos...
Lo que sí te pido es que no te vayas sin haber visto al menos los siguientes lugares. Para mi tienen un interés y una atractivo especial.
El abejero. Un edificio muy particular porque tiene en una de sus fachadas una serie de aberturas a modo de colmenas por donde entraban y salían las abejas. Desde el interior del edificio se podía contemplar su trabajo desde una cristalera y en el jardín exterior se dispusieron una serie de plantas atractivas para las abejas para asegurarse de que la miel la seguían elaborando en las citadas colmenas.
|
El abejero |
La Ermita. Este edificio se construyó con la intención de que ya pareciera antiguo y el resultado, junto con su estratégica situación no puede ser más atractivo. Parece ser que esta ermita contó con un Ermitaño, Fray Arsenio, quien durante aproximadamente 20 años rezó diariamente por las almas de los Duques de Osuna a cambio de cobijo y manutención (también se dice que durante ese tiempo no se cortó ni el pelo ni las uñas). A su muerte, éste fue enterrado bajo una pirámide en un lateral de la ermita y dice la leyenda que por las noches se puede escuchar sus lamentos y también que alguien conoce a alguien que lo ha visto vagar por los caminos del jardín.
|
La Ermita |
El casino de baile. La segunda edificación, en importancia, del jardín que fue construida sobre un pozo que surte de agua al lago y a los arroyos que recorren el parque. A él se accedía en barca, que era tomada en el embarcadero del lago y conducida hasta el final de la ría, donde un enorme jabalí tallado en piedra los recibía bajo una doble escalinata de acceso al piso superior del edificio y bajo el cual emana el agua del citado pozo. Al otro lado de esta entrada encontraremos el hermoso jardín de las flores.
|
Casino de Baile |
La casa de la vieja. El caso más claro de Capricho de este parque. Es un trampantojo en toda regla. Construido cual antigua casa de labranza, no sólo su exterior, sino también su interior es puro engaño. Nunca fue una casa de labranza pero se ambientó como si lo fuera. Disponía de dos pisos con diferentes estancias entre las que se encontraban la cocina, un retrete, un cuarto con sillas en torno a un velador y un cuarto donde había un muñeco de madera simulando una vieja hilando. Actualmente el edificio está vacio, pero su exterior tiene tal atractivo, en fascina a todo visitante y es la pérdida de aquél que llega con una máquina de fotos.
|
Casa de la Vieja |
El embarcadero del lago o la Casa de Cañas. De claro estilo oriental, disponía en su interior de una zona para guardar los barcos y otra zona de reposo, decorada nuevamente con trampantojos (dispone de un mural interior simulando a una ventana inexistente al exterior). Debido a la fragilidad de sus materiales, esta casa está casi en continua restauración, de hecho durante mi última visita estaba rodeada por una cinta que indicaba que estaba en obras y que impedía contemplar su interior e incluirla en el marco de cualquier foto. También se encontraba en reformas la escultura del Tercer Duque de Osuna que se encuentra en lo alto de la isleta que hay en el medio del lago, restandole un poco de belleza al conjunto, pero obligandote a hacer otra visita para verlo en todo su esplendor.
|
Lago |
Y una vez llegados a este punto, ¿cuándo es la mejor época para visitarlo? Pues cualquiera, eso sí, consulta horario antes de ir porque solo abre los fines de semana y festivos y el horario varía entre invierno y verano (para ver la información exacta pincha aquí). En verano la gran cantidad de arboleda hace del pasear por él una auténtica delicia (además de conciertos y espectáculos de danza que hay cuando empieza a caer la tarde), los colores otoñales no te los puedes perder, en invierno es un paseo bucólico y romántico y que te voy a decir de la primera y su exuberante coloración...
En fin, nada más que contarte de un parque que lo dice todo. Que ójala pronto puedas ir a visitarlo y disfrutar contemplando este jardín de riqueza inigualable. Mientras tanto te dejo unas cuantas fotos más porque me resulta imposible hacer una selección más reducida de las instantáneas tomadas ese día.
|
Exedra en la Plaza de los Emperadores |
|
El Laberinto |
|
Parterre |
|
Templo de Baco |
|
Un camino cualquiera del Parque de El Capricho |
|
Puente de ladrillo sobre el arroyo |
|
Cascada sobre el lago |
|
Cascada sobre el lago |
|
Dos cisnes nadando en el lago |
|
Casino de baile |
|
Casino de baile |
|
Casino de baile |
|
Casino de Baile |
|
Casa de la Vieja |
|
Casa de la Vieja |
|
Casa de la Vieja |
|
Casa de la Vieja en ByN (podría haberse tomado decadas atrás...) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario