martes, 7 de junio de 2016

Las fresas se recogen de espaldas al sol

Este sábado intentamos acercar a nuestro hijos a la agricultura. Es verdad que hoy en día cuando preguntas a casi cualquier niño de donde se cogen las naranjas, por ejemplo, casi todos contestan con el nombre del cualquier supermercado. Lo que está bien, porque eso quiere decir que participan en la compra periódica de su familia, pero no está tan bien, cuando no saben que algunos árboles dan frutos que comen habitualmente. Y hace años me reía cuando un profesor nos contó que habían hecho un estudio en América en el que hicieron dibujar un pollo a unos niños y no se que alto porcentaje dibujaron un pollo asado...

Es por esto que cada vez valoro más la posibilidad que nos brindan algunas empresas familiares de darnos la posibilidad de formar parte de este mundo tan rural y auténtico. 

Últimamente he tenido conocimiento de varias empresas que te ofrecen talleres de realización de sidra, quesos o recolecta de cerezas. Pero la semana pasada me contaron de una que está a tan solo 18 kilómetros de Madrid centro: Finca Monjarama. 

Monjarama no es nada nuevo, es una empresa con más de 30 años de experiencia que cultiva fresas (variedad Mara de Bois) entre otros frutos rojos y algunas hortalizas y las vende directamente a quien se acerca hasta su finca eliminando los encarecedores intermediarios con el lema: "Alimentamos personas, no mercados".


Finca Monjarama
Exterior del edificio principal de la Finca Monjarama

El valor añadido que tiene Monjarama es la jornada de puertas abiertas que tiene cuando es tiempo de recolección de fresa o fresón. Monjarama te da la oportunidad de entrar en su finca con una cesta y que elijas las fresas y fresones que quieres llevarte a casa. 

Nosotros fuimos un sábado por la mañana. Como era probable que hubiera atasco de salida en la A-1, fuimos hacia Paracuellos y desde allí tomamos la M-111, luego la M-100 y en la rotonda donde hay un McDonald´s nos desviamos por el antiguo camino de Barajas. Este camino no está en muy buen estado y el trayecto se hace un poco largo pero no tiene perdida. Primero pasareis por un picadero de caballos y mas adelante cuando podáis divisar unas instalaciones depuradoras del Canal de Isabel II ya habréis llegado. Aparcamos el coche nos dirigimos a la recepción. Allí estaba Hugo Vela, el hijo de la fundadora de Monjarama. Nos dijo que si era la primera vez que íbamos a recolectar y después de darnos una cesta a los adultos y otras más pequeñas para los niños nos explicó donde estaba la parcela de fresa, donde la de fresón y cómo recolectarlas correctamente: siempre de espaldas al sol, cogiendo las más rojas y pequeñas y tirando hacía arriba para que se desprenda el capuchón entero y siempre por la misma línea de plantación (no está permitido saltar a la de al lado por mucho que veas que hay más que en la línea que tu has elegido, te espera y cuando llegues al final cambias de línea). Cierto es que, después de la experiencia, la línea del vecino siempre brilla más que la tuya. 

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Parcela de recolección de fresa

Antes de adentrarnos en esta extensa finca donde pudimos ver que había un montón de gente que se habían acercado a pasar la mañana recolectando fresas, muchos de ellos con sus hijos igual que nosotros, como nos habían dicho que también daban comidas, nos apuntamos para el primer turno, ya que era sobre las 2 y eran las 12. Yo dudaba si íbamos a poder tener entretenidos a estos dos pequeñajos durante 2 horas, pero había que intentarlo. 

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Enseñando como recolectar fresas

Bajamos por las escaleras de la derecha hacia la parcela de fresas y ahí elegimos una calle que nos pareció que estaba bastante bien surtida de fresas. Primero enseñamos al mayor a cogerlas como nos había dicho y a la chiquitilla se las dábamos para que las metiera en la cesta. Disfrutaron muchísimo, cada uno con su cesta de un lado a otro. Pero llegó el momento que nos temíamos, decidieron probar una fresa y ¡en qué hora!. La cosecha pasó de ir a la cesta a ir directamente a su boca. Y la verdad es que no les culpo. Yo nunca he probado unas fresas con tanto sabor y tan dulces como estas. Sólo puedo asemejarlas, en sabor, que no en tamaño, con unas fresas silvestres que recogí hace años en los Pirineos. 

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Detalle de uno de los caballones con fresas
Aunque el día se había levantado nublado, el sol calentaba más de lo deseado, así que decidimos hacer un parón para beber un poco de agua y descansar un poco la espalda a la sombra de los árboles que delimitan la parcela de fresa con la de al lado. 

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Detalle de nuestra recolección de fresas


Después decidimos acercarnos hacia la parcela de los fresones y terminar de llenar las cestas allí. Esta parcela tenía algunas calles encharcadas y en los charcos encontramos unos renacuajos muy simpáticos con los que estuvimos entretenidos un buen rato.

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Detalle de unos fresones de la finca cultivados en caballones

Ya llevábamos más de una hora recolectandoos y estábamos un poco lejos de la entrada, así que decidimos retomar el camino de vuelta con nuestras cestas a rebosar de fresas y fresones de un bermellón brillante.

Llegamos a la entrada, donde te pesan y te cobran lo recogido pasadas la una y media. Allí, al enterarse de que nos quedábamos a comer, nos recogieron el pedido y nos lo guardaron junto con otras cosas que habíamos comprado (además de fresa y fresón, venden todo lo que cultivan, algunas conservas y pan que hacen ellos mismos) en una zonal refrigerada para que no las dejáramos en el maletero del coche.

Comimos en un apartado que tienen adaptado para ello justo al lado opuesto del aparcamiento. Es una zona cubierta de paja con mesas plegables, una pequeña carpa y unas pacas a modo de asiento. Comimos lo que había ese día, ya que sólo hacen un plato. Tocó pasta a la hortelana (con verduras de su huerta), una ensalada y unas salchichas. Más tarde nos invitaron a sangría, que después del calor que habíamos pasado la disfrutamos tranquilamente allí a la sombra.

La verdad es que todo el personal que nos encontramos en la finca eran muy amables con todo el mundo. Se notaba que querían que estuvieramos agusto.


Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Zona de Picnic en la Finca Monjarama

Después de un rato, decidimos que era el momento de volver a casa. Así que recogimos el pedido y volvimos a casa muy contentos con la experiencia. Había sido todo un acierto pasar la mañana en Monjarama y desde luego que volveremos a por más. Lo que no tengo tan claro es si volveré a comprar fresas en algún supermercado.

A continuación os dejo algunas fotos más de esta mañana, para que veáis el ambiente que nos encontramos de tranquilidad y relajación. El aroma de las fresas que había en el ambiente no os lo puedo trasmitir, pero no pasaba desapercibido a nadie porque oí comentarlo en varias ocasiones. 

Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Panorámica de la colorida parcela de fresones
Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Gente recolectando fresas
Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Gente recolectando fresas
Recogiendo fresas en Finca Monjarama
Nuestra recolección de fresones

Poco más puedo decir, con o sin niños, es una experiencia buenísima y la calidad y el sabor de las fresas que os vais a llevar a casa hay pocos sitios que lo puedan igualar. 

Si queréis saber más sobre esta finca os dejo su dirección: monjarama.es