lunes, 23 de mayo de 2016

De la Maragateria al Bierzo (DIA 1)



En esta entrada os presento una escapada con un sabor auténtico desde el comienzo hasta el final. Puede ser considerada una escapada no sólo cultural sino también gastronómica, porque visitamos una zona de sabores y platos muy particulares y tradicionales que consiguen que fusionemos lo que olemos, con los que probamos y vemos. Preparados para que todos vuestros sentidos trabajen a tope y disfrutar de un fin de semana entre la Maragatería y el Bierzo, dos tesoros escondidos en la provincia de León. 

DIA 1 > 8:00 

Tenemos una planificación muy apretada para este fin de semana, así que es mejor levantarse pronto y salir con tiempo. Estamos a 3 horas de nuestro primer destino: Astorga, la capital de la Maragatería y uno de los lugares más conocidos de León, sobre todo por el famoso Palacio Episcopal de Gaudí que evidentemente veremos durante nuestro recorrido. Pero, si no conoceis Astorga, os sorprenderéis del rico y variado patrimonio que acoge en su interior. 



Juan Zancuda y Colasa Astorga
Juan Zancuda y Colasa
DIA 1 > 11:00
Aparcamos el coche en una de las calles cercana a la Plaza de España (42°27'13.4"N 6°03'07.4"W), aunque también hay un aparcamiento extra-murallas bastante amplio (42°27'26.5"N 6°03'13.6"W). 

Lo primero, había que entonar un poco el cuerpo después del madrugón porque además el día estaba nublado y hacía bastante fresco. Nos dirigimos a la Plaza de España y entramos a desayunar en AIZCORRI, en una de las esquinas de la plaza. 

DIA 1 > 11:30

Comenzamos la ruta desde la misma Plaza de España. De forma cuadrangular y con soportales a diferentes alturas. No debemos de abandonarla sin antes dirigir nuestra mirada al edificio del Ayuntamiento con su famoso reloj de los Maragatos: Juan Zancuda y Colasa. 

Salimos por Pio Gullón dirección al Palacio de Gaudí, cuya construcción comenzó en 1887 pero que no finalizó hasta la década de los 60 por varios problemas, entre ellos la muerte del mismo Gaudí. Tenemos que entrar por unos tornos y dar una pequeña vuelta por la tienda de recuerdos para llegar al jardín que rodea al Palacio. Será entonces cuando podremos contemplar no sólo el palacio, sino tres estatuas diseñadas por el mismo Gaudí y tendremos la posibilidad de andar un poco por las murallas de la ciudad (desde aquí tenemos unas curiosas vistas no sólo del palacio, sino de la Catedral y de la Iglesia de Santa Marta. 



Palacio Episcopal de Astorga
Ángel de Gaudí y Palacio Episcopal de Astorga

Salimos del recinto del Palacio Episcopal y nos dirigimos a la Catedral, una mezcla de estilos románico, barroco, renacentista y gótico. Así que sea cual sea tu estilo preferido, la Catedral de Astorga tiene un rinconcito para ti. 


Celda de las emparedadas, Astorga
Celda de las emparedadas
Seguimos la ruta y volvemos hacia la Iglesia de Santa Marta, al lado de la cual podemos encontrar la Celda de las Emparedadas. Es uno de los pocos ejemplos que quedan de esta costumbre medieval de encerrarse de por vida. Es un pequeño cubículo rectangular con dos ventanas, una que da a la calle (por donde recibían limosnas) y otra a la iglesia (por donde asistían a los santos oficios) y en uno de sus marcos se puede leer “Memor esto juditii mei, sic enim erit et tuum. Mihi, et tibi hodie”, lo que viene a significar “Acuérdate de mi condición, pues esta será la tuya. Yo ayer, tu hoy”. Un escalofrío me dio por todo el cuerpo solo de pensarlo. 

Ya nos había empezado a chispear cuando llegamos al Palacio de Gaudí, pero cuando estábamos en la Celda de las Emparedadas esto empezaba a ser más serio y un simple chubasquero empezaba a no ser suficiente, así que decidimos echarnos una carrera y meternos en un supermercado que hay en la Plaza del General Santocildes y aprovechar para hacer una pequeña compra, sobre todo para el desayuno del día siguiente. 

Existe una ruta romana que nos quedó pendiente para otra escapada y que es muy interesante también: visitaríamos Ergástula (gran galería abovedada y semisubterránea que sede actualmente del museo romano), Termas (mayores y menores) y Cloacas principalmente.

Seguía lloviendo, pero teníamos que seguir adelante hasta nuestra siguiente parada a unos 15 minutos de Astorga: Castrillo de los Polvazares. 


DIA 1 > 14:45

Aparcamos a las afueras del pueblo (42°27'52.5"N 6°07'31.3"W).

Si quieres volver a los siglos XVII y XVIII, tienes que visitar Castrillo de los Polvazares. Actualmente es el centro neurálgico donde más Cocidos Maragatos se sirven por metro cuadrado, ya que hay pocas casas en el pueblo que no sean restaurantes. Lo que sí es cierto es que el nombramiento de Conjunto Histórico Artístico se lo ha ganado con creces. 

Cada casa y cada calle conservan el encanto y la autenticidad de esos siglos donde el pueblo era un punto de paso para los comerciantes que iban y venían de Galicia a Castilla o Extremadura. Esto se ve reflejado en la anchura de las calles (para permitir el paso de carros), así como en los amplios patios interiores de las casas (como cuadras de animales).
Como era tarde, fuimos directamente al Restaurante. La visita cultural la dejamos para después del cocido. 

Esta vez fuimos a Casa Coscolo (42°27'51.9"N 6°07'42.1"W) y fue todo un acierto. No sólo en atención y comodidad del local, sino en precio y sobre todo cantidad. En nuestra última visita a Castrillo de los Polvazares comimos en el famoso restaurante de Maruja Botas. Nos lo habían recomendado enérgicamente y además era el más conocido porque personajes famosos habían ido allí a comer el famoso cocido maragato. No se si fue porque esperaba mucho, pero la verdad es que el cocido estaba muy bueno, pero de cantidad algo escaso. Generalmente, cuando vas a comer a un sitio, especialmente cocido o algún plato de cuchara parecido, esperas terminar diciendo: “No puedo moverme”, pero no fue el caso. Eramos 5 y terminamos todos el cocido en sus tres pasos y nada quedó en las fuentes. Hicimos la firma de rigor en el libro de la entrada y nos fuimos un poco decepcionados.

Esta vez no fue así. En Casa Coscolo nos pusieron una cantidad más que considerable para los 7 que íbamos más 2 niños. Nadie llegó a la sopa y pocos, salvo los que nos reservamos, probaron los garbanzos. Realmente mereció la pena. Además finalizamos la comida con unas natillas caseras a las que nadie pudo resistirse. 

DIA 1 > 16:30

Ahora tocaba moverse un poco y bajar la comida. 

Bien es cierto que el pueblo no da mucho de sí, pero para el paseíto que necesitábamos era más que suficiente. 

El pueblo es un monumento en sí, sólo os puedo recomendar que deambuléis por sus calles buscando rincones con encanto, que tiene muchos. De seguro que pasareis por la Iglesia, el Crucero, la Ermita y la casa de la famosa escritora Concha Espina (de hecho, fue en este pueblo donde se inspiró para su obra La Esfinge Maragata). 



Castrillo de los Polvazares
Castrillo de los Polvazares
DIA 1 > 19:00

Llegamos a la Casa Rural La Abuela, en el recóndito pueblo de San Pedro de Olleros.  

La carretera secundaria LE-5202 que tomas casi desde Cacabelos y que acompaña al río Cúa y luego al río Ancares es de postal. Todo es verde, rebosa frondosidad y encima su belleza se ve aumentada por el cauce del río que de vez en cuando se deja entrever.

La casa es una construcción de más de un siglo recientemente reformada con muy buen gusto y respetando ciertos detalles que hacen de esta casa algo especial.

En la parte trasera tiene una barbacoa techada y un amplio jardín para que correteen los niños.

El único pero que le pongo es que el salón no tiene el tamaño proporcionado a la cantidad de personas que pueden alojar sus habitaciones. Si tienes suerte y vas en buena temporada no tendrás problema, pero a nosotros que nos pillaron algunas lluvías, el salón se nos quedaba algo pequeño.

Por lo demás, todo estupendo. El dueño muy amable y dispuesto, nos obsequió con un par de botellas de vino y algunas hortalizas de su huerta.

Colocamos todo el equipaje, repartimos las habitaciones y después de descansar un poco nos preparamos para la cena. Ibamos un poco lejos, pero era visita obligatoria después  de tanto tiempo.

DIA 1 > 22:00

Por fin llegamos al Palacio de Canedo. ¿Habeis oido alguna vez hablar de Prada a Tope?  Los que conoceis la zona seguro que sí, pero para los que no, contaros que Prada a Tope en esta zona es casi una leyenda.

Nadie que haya recorrido minimamente la zona del Bierzo le suena extraño este nombre. Este Palacio fue inaugurado en los 90, pero Prada comenzó su andanza a mediados de los años 40 consiguiendo que su negocio familiar fuera una tienda de referencia donde encontrar ropa y calzado que no era facil de encontrar en los comercios tradicionales. De aquí a este Palacio en el que tanto el Restaurante, como la tienda artesana de conservas y vinos o las habitaciones que ofrecen no te dejarán indiferente. Desde luego no es una visita a pasar por alto si estás en esta zona. Ni este ni la Moncloa de San Lazaro, otro edificio impresionante del siglo XIII en el que enamorarte de la gastronomía de la zona. Este en Cacabelos. Alguien me dijo que este local era de la mujer del famoso Prada, pero no tengo más datos así que no le doy más importancia que la justa para decir que si es así, vaya pareja de empresarios y visionarios. 



Palacio de Canedo
Foto tomada de la web de Prada a Tope
Recuerdo hace unos 10 años, cuando me llevaron por primera vez al Palacio de Canedo, aparcamos después de entrar entre viñedos como si de una película se tratara y nos perdimos y en vez de encontrar la entrada al restaurante entramos en una habitación que estaban reformando y me quedé impresionada. Era enorme, más de 50 m2 seguro. Un ambiente rústico de lo más confortable y auténtico y en medio de la habitación un jacuzzi circular. Recuerdo que nos miramos todos y dijimos "Aquí tenemos que venir". Y todavía lo tengo pendiente...

La cena fue estupenda. Bien atendida, todo servido en su punto y la relación calidad-precio más que compensada. Los precios son algo superiores a la media de la zona, pero también el restaurante está un escalón por encima y los precios son muy correctos para la calidad y cantidad de lo que te sirven. Sus vinos son muy buenos, sobre todo tomados en ese ambiente. Salimos, casi diez años después igual de satisfechos que la primera vez. 

Antes de entrar ya habíamos dado una vuelta por la tienda y habíamos comprado las famosas castañas y alguna que otra cosa. Ahora tocaba volver a casa y recuperar fuerzas para el día siguiente. 



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